Una imagen vale más que mil palabras... y si la imagen está en movimiento, ¡mejor todavía! Los contenidos para vídeo son una parte imprescindible de los planes de muchos marketers, ya que se trata de un contenido muy efectivo y que cada vez goza de más aceptación entre los usuarios.
Pero como cualquier otro contenido, los vídeos pueden arrasar y convertirse en virales o pasar totalmente desapercibidos. Si quieres que los tuyos estén entre los primeros, apúntate estas 10 claves de Content Marketing Institute para crear contenidos de vídeo irresistibles.
El storytelling es uno de los trucos más viejos del marketing... y con razón, ya que casi siempre funciona. Pero ¿qué queremos decir exactamente con "cuenta una historia"?
Para contar una historia, necesitamos crear tensión dramática. Piensa en las partes de un cuento que te enseñaron en el colegio:
Estas tres fases son los pilares con los que debes contar a la hora de plantear tu vídeo. Incluso aunque el producto final dure menos de un minuto, es necesario que queden esbozadas para que la audiencia pueda seguir la historia.
Una vez más, estamos ante un truco muy viejo: la apelación a las emociones o "pathos" para mover a la audiencia era uno de los pilares de la persuasión según Aristóteles. Y aquí es donde el vídeo destaca, ya que es mucho más fácil transmitir emociones mediante este medio que con un texto escrito.
Para usar adecuadamente este recurso en tus contenidos para vídeo, tendrás que acertar con las emociones adecuadas para tu marca y tu objetivo. Por ejemplo, si tu empresa es una startup de software, seguramente busques inspirar a la gente, darle energías y hacerles creer que van a comerse el mundo contigo. Si es una ONG, seguramente busques apelar a la solidaridad y la colaboración. Y hagas lo que hagas, ten en cuenta a tu audiencia y a sus valores para dar con un mensaje que encaje con su manera de ver el mundo.
El humor es un recurso muy poderoso, pero también uno de los más complicados. Si alguna vez has contado un chiste y nadie se ha reído, sabes a qué me refiero. Sencillamente, a veces funciona y a veces no.
Hacer reír a la gente es todo un arte. Si quieres tener posibilidades de conseguirlo, necesitas conocer a tu audiencia a fondo para dar justo con el tono adecuado.
Si consigues crear un contenido de vídeo que haga que los usuarios se descacharren, tendrás muchos puntos para convertirte en viral. Pero las risas por sí solas no valen: también tienes que tener claro cuál es el objetivo final del vídeo y cómo vas a conseguirlo.
Sabemos que en muchas ocasiones los vídeos se reproducen sin audio, especialmente en algunas ubicaciones como la sección de Últimas noticias de Facebook. Así que necesitas crear vídeos que puedan entenderse sin necesidad de audio... pero a la vez, tienes que asegurarte de que los usuarios que sí lo escuchen se queden con la sensación de que ha valido la pena.
Los problemas de audio son una plaga en los vídeos de presupuesto medio-bajo y pueden arruinar la experiencia por completo. Para garantizar que no te pase a ti, sigue estos consejos:
El apartado sonoro es muy importante, pero como acabamos de ver, también necesitas que los usuarios sean capaces de entender tus vídeos sin sonido. Y aquí es donde entran en juego los subtítulos.
Además de facilitar la comprensión de tus contenidos, los subtítulos pueden servir para remarcar los mensajes principales de un vídeo. Incluso cuando estamos escuchando algo, leerlo a la vez refuerza la comprensión y la memorización y garantiza que nada importante se pasa por alto.
Eso sí, no caigas en la tentación de usar la función de subtitulado automático de YouTube o Facebook, ya que su calidad suele dejar bastante que desear. Como mínimo, haz que un humano repase los subtítulos y corrija los errores.
El uso inteligente del color es recurso muy empleado en cine. Un ejemplo: la película "O Brother!", de los hermanos Coen, se rodó en Mississippi durante el verano, con lo que el color verde de la vegetación predominaba en las escenas. Pero la película relata unos sucesos ocurridos durante la Gran Depresión, así que para reflejar el ambiente de pobreza y escasez, los directores modificaron el color digitalmente para que la vegetación pareciese más marrón.
Moraleja: incluso aunque no aspires al Óscar, puedes usar el color de manera intencionada en tus vídeos para destacar ciertos elementos o crear un ambiente especial.
Pocas cosas tienen más potencial de aburrir a tu audiencia que un contenido para vídeo totalmente estático (por ejemplo, una entrevista con cámara fija).
No hay una regla estricta que dicte cuánto movimiento hace falta en un vídeo, pero como referencia, las series de televisión y las películas suelen cambiar de ángulo o de escena cada dos o tres segundos. Los espectadores están acostumbrados a cambios en el paisaje, primeros planos, movimiento de fondo y otros recursos para añadir dinamismo.
Y es que parece que los humanos estamos biológicamente diseñados para prestar atención al movimiento que nos rodea, una estrategia bastante sensata si vives en una jungla llena de amenazas. En conclusión: hagas lo que hagas, ¡no te quedes quieto!
Otra característica universal de los seres humanos es que las caras nos llaman poderosamente la atención desde la más tierna infancia. Vemos caras incluso donde no hay caras (por ejemplo, en la superficie de la luna o en las manchas de una pared).
Por supuesto, esta tendencia tan humana se traslada a los vídeos: cuando vemos una cara humana (amistosa o no), nos sentimos atraídos por ella y queremos seguir mirando. Las marcas aprovechan esta tendencia para asociar caras carismáticas o famosas a sus productos. Por ejemplo, si piensas en Don Limpio o en la Lotería de Navidad, seguro que se te vienen a la cabeza las caras de los protagonistas de sus anuncios.
Así que a la hora de rodar tus vídeos, no pienses que enseñar tus productos es suficiente. ¡Queremos ver a humanos!
En última instancia, todos tus contenidos para vídeo deberían tener un objetivo claro más allá de atraer visitas. Si la audiencia no se ve llamada a reaccionar de alguna manera, el vídeo caerá rápidamente en el olvido entre el montón de contenidos que nos rodean cada día.
Por tanto, plantéate incluir algún tipo de elemento interactivo en tus vídeos, aunque sea un comentario de YouTube o un enlace en el texto de presentación. La idea es que los usuarios tengan algún sitio donde hacer clic y continuar interactuando con tu marca. ¡Pónselo muy fácil!
El trabajo no termina cuando el usuario acaba de ver el vídeo. Al contrario, ver tu vídeo puede ser el principio de una hermosa amistad entre tu audiencia y tú.
Hay muchas opciones para seguir interactuando con el usuario: puedes hacer campañas de retargeting entre las personas que han visto tus vídeos, mostrarles un vídeo relacionado, llevarlos a una landing page o incluso animarles a visitar tu tienda.
En definitiva, tu vídeo debe ser parte de un viaje del cliente planeado paso a paso. Después de ver tu vídeo, ¿qué querría hacer tu cliente ideal y cómo puedes satisfacer ese deseo?
Para terminar, recuerda que ninguna estrategia está completa sin un buen sistema de medición. Piensa en cuáles son las métricas más relevantes de tus vídeos, las que realmente contribuyen a los objetivos, y mídelas a lo largo del tiempo. Con las nuevas herramientas de atribución, podrás ver el impacto de tus contenidos para vídeo a lo largo de todo el embudo de conversión y así saber lo que realmente está funcionando para hacer vídeos cada vez mejores.