Por David Tomas, publicado el 29 agosto 2018
La felicidad es una de las aspiraciones más universales del ser humano. Pero desearla no es suficiente para conseguirla. Ya sea la felicidad a nivel personal o en la empresa, la satisfacción y el bienestar son fruto de un trabajo activo.
Y sin duda esta es una buena noticia, ya que si nos ponemos en marcha, la felicidad en la empresa y en la vida personal está en nuestras manos. ¿Cómo conseguirla? Vamos a ver 10 principios explicados por el experto personal Marc Reklau en su libro "Destino Felicidad" (donde incluye en total 12).
10 principios para crear la empresa feliz
- Creer que el cambio es posible. Solo podemos cambiar nuestra realidad si creemos que realmente es posible cambiarla. Hasta no hace mucho se creía que nuestros cerebros estaban ya configurados al llegar a la edad adulta, pero la neurociencia ha descubierto que es posible modificarlos y seguir aprendiendo incluso a edades avanzadas. Por tanto, es posible cambiar para ser más felices, pero para ello tenemos que asumir que la felicidad depende más de factores internos que externos.
- Creer en nosotros mismos. La gente más exitosa es la que cree que es capaz de lograr sus metas y que siempre quiere aprender más. Por tanto, el optimismo es una herramienta fundamental para lograr estar satisfechos en el trabajo y en nuestras vidas. Y para crear la empresa feliz, no solo tenemos que confiar en nuestras propias habilidades, sino también en las del resto del equipo.
- Centrarse en las cosas que importan. Nuestra capacidad de atención es limitada, por lo que tenemos que elegir dónde queremos ponerla: en lo bueno o en lo malo, en los fallos o en los aprendizajes, en los éxitos o en los fracasos... Detenernos en la negatividad no nos ayudará, por lo que es esencial cultivar la gratitud.
- Elegir la felicidad. Siguiendo el punto anterior, nosotros mismos somos los únicos responsables de escoger en cada momento si poner la atención en los aspectos positivos o en los negativos. Los pensamientos y las emociones no son simplemente algo que nos pasa, sino que podemos tomar acciones para controlarlos. En definitiva, se trata de asumir nuestra responsabilidad sobre nuestra vida.
- Ponernos metas. Saber qué queremos conseguir le da intencionalidad y sentido a nuestras acciones, incluso cuando tengamos que enfrentarnos a retos difíciles. Es importante ponerlas por escrito, para reflejar esta intencionalidad. Pero no es tan importante conseguirlas, ya que lo esencial es disfrutar del camino y del momento presente. A la hora de escoger nuestras metas, es fundamental que estén alineadas con nuestros valores, porque así nos motivarán más y encontraremos menos resistencia.
- Luchar contra el perfeccionismo y el miedo al fracaso. El perfeccionismo y el miedo al fracaso son dos de los grandes enemigos de la felicidad en la empresa. Empeñarse en que tenemos que hacerlo todo bien (¡y a la primera!) nos paraliza y nos impide correr riesgos y aprender. Hay que entender que los fracasos son necesarios en el camino a nuestras metas y aprender a lidiar con ellos para seguir aprendiendo y avanzando.
- Descansar. La falta de descanso nos hace daño y nos lleva a procrastinar, lo que a su vez es una causa de ansiedad, depresión y estrés. Es necesario distinguir entre el estrés negativo, que nos perjudica, y el positivo, que nos motiva y nos impulsa a trabajar para alcanzar nuestras metas. En resumidas cuentas, lo que necesitamos es encontrar un equilibrio entre los estímulos que nos mueven y el reposo necesario para recargar las pilas.
- Trabajar la autoestima. La autoestima está en la base de nuestras relaciones, de nuestra felicidad en la empresa y a nivel personal, en cómo nos perciben los demás... Por suerte, hay muchas cosas que podemos hacer para cultivar una autoestima saludable, como ser menos duros con nosotros mismos, mimarnos, perdonarnos a nosotros mismos y a los demás...
- Cuidar las relaciones personales. En una empresa feliz, las relaciones entre los empleados y con el jefe cobran una gran importancia. Y es que las relaciones con los demás son el principal predictor de nuestra felicidad. Para mejorar nuestras relaciones, tenemos que empezar por conocernos y cuidarnos a nosotros mismos y hacernos las preguntas correctas.
- Aprovechar la conexión entre cuerpo y mente. Ya lo decían los romanos: mens sana in corpore sano. Existen muchos caminos que pueden ayudarnos a mejorar nuestro estado de ánimo partiendo desde nuestro cuerpo: el ejercicio físico, la medicación, la respiración profunda, respetar nuestras horas de sueño, fomentar el contacto físico con otras personas... o simplemente, sonreír más a menudo.
¡Buena suerte en tu camino a la felicidad!