Por Berta Campos, publicado el 31 enero 2017
Traigo buenas noticias: la felicidad se ha puesto de moda en las empresas. El nuevo puesto del que todo el mundo habla ya no es el CEO ni el CTO, sino el CHO: Chief Happiness Officer o responsable de felicidad.
Aunque su presencia en las empresas aún no está muy extendida (una búsqueda en Google arroja en torno a 700 resultados), la popularidad de este puesto va en aumento. Y es que por fin, las marcas de todo el mundo se han dado cuenta de que las empresas felices son el camino a seguir.
¿Qué es el Chief Happiness Officer?
En pocas palabras, el Chief Happiness Officer es el máximo responsable de la felicidad en la empresa. En términos más tradicionales, podemos decir que su puesto entra dentro del ámbito de los Recursos Humanos, ya que una de las competencias de este área es asegurar el bienestar de los empleados.
Sin embargo, las empresas con un responsable de felicidad va un paso más allá de los recursos humanos clásicos. El foco ya no es solo ofrecer buenas condiciones para retener a los empleados, sino considerar el trabajo como una fuente de realización personal.
Por supuesto, aunque la responsabilidad de la felicidad en la empresa caiga sobre sus hombros, el CHO nunca trabaja solo. Es imprescindible que cuente con el apoyo y la implicación activa de la dirección y de los empleados para que todos puedan avanzar juntos hacia una empresa feliz.
Las 10 tareas del Chief Happiness Officer
¿A qué se dedica exactamente un responsable de felicidad en su día a día? Estas son 10 de las tareas que definen su puesto:
Hacer que los empleados se sientan valorados. No solo como profesionales, sino también como personas. Las emociones no se quedan en la puerta cuando entramos en la oficina, ¡también se vienen a trabajar con nosotros! Reconocer esto es un paso imprescindible en el camino a una empresa feliz.
Garantizar los principios básicos. Para que los empleados se sientan motivados y realizados en sus puestos de trabajo, lo primero que necesitan es contar con buenos salarios y condiciones laborales.
Escuchar a los empleados. Para entender qué necesitan los trabajadores para ser felices, es necesario escucharles. Solo de esta manera podremos detectar cuándo algo no va bien y qué hacer para corregirlo. Por ejemplo, en Cyberclick nuestra estrategia es usar un semáforo de la felicidad.
Valorar el trabajo diario. Nada "quema" más rápidamente que sentir que el esfuerzo no es recompensado. Por eso, el responsable de felicidad debe asegurar que los empleados sepan que su trabajo importa.
Dar libertad. Atrás queda el modelo del "jefe tirano". Si quieres que tus empleados te sorprendan con tus capacidades, dales la libertad para organizar su propio trabajo y horarios. Además, así podrán adaptar el trabajo a su vida y no al revés, por lo que serán mucho más productivos.
Apoyar el crecimiento. El trabajo puede y debe ser una fuente de realización personal a todos los niveles. Y para sentirse realizadas, las personas tienen que tener espacio para crecer, formarse y seguir aprendiendo cada día. El CHO debe ayudar a que tengan los medios y recursos para hacerlo dentro del trabajo.
Ayudar a conciliar. Frente a los rígidos horarios de oficina, una empresa feliz debe ser capaz de reconocer la importancia de conciliación entre la vida personal y la laboral. Medidas como los horarios y las vacaciones flexibles hacen que los empleados se sientan cuidados y den lo mejor de sí mismos.
Crear un ambiente de trabajo No todo es la productividad y el salario: los empleados deben poder pasárselo bien en su día a día en el trabajo. Velar por este ambiente es una responsabilidad clave del Chief Happiness Officer.
Fomentar el trabajo en equipo. El buen funcionamiento de los equipos es un "síntoma" del buen funcionamiento de una empresa, no solo a nivel productivo sino también en lo que respecta a la felicidad laboral. Para garantizarlo, el responsable de la felicidad puede encargarse de organizar actividades de team building, retiros y otras medidas que fomenten el espíritu de grupo.
Empoderar a los empleados. Cuanto más poder tengan los empleados sobre la marcha de la empresa, más energía emocional invertirán en ella y más satisfechos se sentirán con su día a día. En Cyberclick tomamos ejemplo haciendo que todos y cada uno de los trabajadores se impliquen en el proceso de selección de los compañeros. Ellos tienen la última palabra.
Redacción: Berta Campos
Infografía: Paula Mock