Por Laia Cardona, publicado el 12 abril 2018
Si sigues este blog desde hace un tiempo, seguro que ya sabes que en Cyberclick somos fans del A/B testing. Esta técnica te permite comparar entre sí diferentes versiones de tu página (u otro contenido de marketing) y saber con seguridad cuál de ellas funciona mejor.
Sin embargo, antes de lanzarte a hacer A/B testing, necesitas tener claro tu plan para asegurar que los resultados reflejan lo que realmente está ocurriendo con tu marketing. Para echarte un cable, voy a explicar qué son exactamente los tests A/B y los 3 pasos a seguir para que sean realmente efectivos.
¿Qué es el A/B testing?
El A/B testing es un proceso en que llevamos a cabo un experimento para comparar entre sí dos páginas a la vez. De esta manera, podemos saber cuál es la versión que da mejores resultados. Aunque en realidad los tests A/B se pueden aplicar a diferentes contenidos y objetivos, para simplificar asumiremos que estamos comparando entre sí diferentes páginas web para conseguir mejorar la conversión.
Normalmente, el A/B testing compara una versión establecida de la página con una nueva, o bien dos páginas nuevas que difieren entre sí en una sola variable. En cualquier caso, es importante configurar el experimento para que ambas versiones de la página reciban la misma cantidad de tráfico.
Complementa este artículo mirando el vídeo relacionado.
Cómo hacer un A/B testing efectivo en 3 pasos
Los tests A/B no hacen milagros por sí solos, sino que deben formar parte de un proceso integral para mejorar los ratios de conversión. Por eso, es fundamental contar con un plan estructurado para llevarlos a cabo. Estos 3 pasos te servirán de guía.
1) Mide los resultados de tu web
Para llegar a algún sitio, primero es necesario que sepas dónde estás. Por eso, cualquier estrategia de optimización de las conversiones debe partir de una evaluación de la situación actual.
Para saber si tu web está funcionando bien, lo primero que necesitas plantearte es cuáles son tus objetivos de negocio y cómo se traducen en métricas para tu sitio web. Por ejemplo, si tenemos una floristería online, el objetivo puede ser incrementar las ventas y las conversiones en la web. Esto puede traducirse en un KPI de "ramos vendidos en un mes".
A la hora de analizar tus resultados, es esencial tener en cuenta la segmentación y no solo los datos medios del sitio. Por ejemplo, es posible que una landing page esté dando muy buenos resultados en móviles Android y muy malos en iPhone, lo que apunta a un problema de diseño. Pero si te limitas a mirar los resultados medios, no podrás averiguarlo y corregirlo.
Además de apoyarte en los datos de Google Analytics, también es muy recomendable preguntar a los propios usuarios sobre lo que funciona y lo que no. De esta manera, podrás encontrar el por qué detrás de los datos.
2) Decide qué quieres probar con tu A/B testing
Tantas variables y tan poco tiempo... En teoría, podrías hacer tests A/B de todos los elementos de tu web, pero eso no resulta rentable ni práctico. Por tanto, tendrás que priorizar los experimentos que puedan ayudarte más a mejorar tus conversiones. Estos consejos te ayudarán a averiguar cuáles son:
- Prioriza las páginas con mucho potencial para mejorar. Si consigues llevar tus páginas más problemáticas a un nivel aceptable, tendrás mucho ganado. Echa un vistazo a tu Analytics y busca páginas con una alta tasa de rebote y de abandonos para saber por dónde empezar.
- Prioriza los experimentos con bajo coste y alto valor. Es decir, las páginas que sean sencillas de testear y tengan potencial de ofrecer buenos resultados. Un ejemplo típico son las páginas del proceso de pago que muestran altas tasas de abandonos.
- Prioriza las páginas con más tráfico. No solo son las más importantes para los resultados de tu sitio, sino que además permiten ver los resultados del test más rápido. En particular, las páginas con mucho tráfico procedente de AdWords deberían ser una prioridad, ya que te están costando dinero.
3) Ponte manos a la obra
Por fin ha llegado la hora de diseñar tus primeras acciones de A/B testing.
El primer paso es elaborar una buena hipótesis que le dé sentido al experimento. Una hipótesis es una suposición sobre el origen de un problema que nos orienta sobre cómo resolverlo. Por ejemplo, si el problema es "menos del 1 % de los visitantes a la landing page se descargan el ebook", podemos pensar que esto se debe a que no ven qué es lo que podría aportarles. Una manera de resolverlo sería añadir una lista de los beneficios que puede aportar la información del ebook a los usuarios. Para demostrarla, haríamos un A/B test comparando una landing page con esta lista y otra sin ella.
Recuerda siempre que una buena hipótesis es comprobable, trata de resolver problemas de conversión específicos y nos ayuda a entender mejor a los clientes.
Otro paso imprescindible para diseñar tu A/B testing es saber qué es lo que vas a cambiar entre las diferentes variantes de la página. Hay una serie de elementos que son fáciles de modificar y pueden dar muy buenos resultados, así que te recomiendo empezar por aquí:
- Llamadas a la acción: ubicación, texto, tamaño y color del botón.
- Textos: propuestas de valor y descripciones del producto.
- Formularios: longitud, campos, texto.
- Diseño de las diferentes páginas del sitio web (página de inicio, páginas de producto, landings...)
- Precios de los productos.
- Imágenes: ubicación, tipo y tamaño.
- Cantidad de contenido en la página (páginas breves o largas).
Cuando efectúes el test, fíjate siempre el objetivo de esperar a tener suficientes datos como para que los resultados sean relevantes estadísticamente. Si el número de visitas es demasiado bajo, la influencia del azar es mayor. En el peor de los casos, podrías acabar convencido de que la variante B funciona mejor que la A cuando en realidad es todo lo contrario. Así que ¡ten paciencia! Y como siempre hacemos en marketing, al terminar aprende de tus resultados y vuelve a empezar.