El video marketing es una estrategia que ha ganado mucho terreno en los últimos años, ya que permite transmitir el mensaje de la marca de manera efectiva y generar una conexión emocional con la audiencia. Pero para que realmente funcione, tenemos que ser capaces de integrarlo en el pipeline de ventas y saber qué vídeos necesitamos en cada momento. Vamos a dar un repaso a las claves para usar más y mejor el contenido de vídeo.
Para plantear cualquier estrategia de marketing, primero tenemos que saber a quién nos estamos dirigiendo. Por tanto, es fundamental identificar los pain points, necesidades, deseos y retos de nuestros clientes potenciales. Una buena manera de organizar este trabajo es crear un buyer persona, esto es, una representación semificticia de nuestro cliente ideal que recoge todos estos aspectos y nos ayuda a identificarnos mejor con ellos.
El vídeo es un formato muy versátil, por lo que puede adaptarse a diferentes marcas, audiencias y objetivos. Por ejemplo, puedes crear testimonios de clientes satisfechos o tutoriales de uso de tus productos paso a paso. La clave está en saber en qué momento del proceso de compra se encuentra tu cliente potencial y qué es lo que necesita en ese momento.
En la mayoría de los casos, y sobre todo en las primeras etapas de contacto con el usuario, es mejor que los vídeos sean breves y directos. Para asegurarte de que transmites el mensaje de manera eficaz, puedes apoyarte en una estructura predeterminada, por ejemplo:
Dedica los primeros 10-15 segundos del vídeo a explicar tu por qué: por qué estás creando este vídeo y qué quieres que hagan los espectadores.
Los siguientes 20-25 segundos deberían explicar tu propuesta de valor, esto es, la solución o el producto que estás ofreciendo a tu audiencia.
Y por último, termina el vídeo con la llamada a la acción, en la que indicas a los espectadores qué quieres que hagan exactamente cuando el vídeo termine.
Uno de los mayores puntos fuertes del vídeo es su capacidad para generar y transmitir emociones a la audiencia. Sabemos que la mayoría de las decisiones de compra no son racionales (no, ni siquiera en productos B2B), por lo que este es un recurso que no deberías pasar nunca por alto.
Cuando te sientes a escribir el guion de tu vídeo, plantéate qué emociones quieres generar en tu audiencia y cómo. Esto hará que el mensaje resuene de manera mucho más potente.
Aunque no se trate de un discurso de ventas, tu vídeo no deja de ser un elemento de tu marca. Como tal, debería transmitir fielmente tu estilo, tu misión y tus valores en todos los elementos, desde el copy hasta los colores. Y por supuesto, no olvides incluir tu logotipo para que sea fácilmente asociable a tu marca.