Todos y todas, amigues, alumnxs, compañer@s... Seguro que te has encontrado con este tipo de expresiones en más de una ocasión, y es que cada vez hay más personas, colectivos e incluso marcas que escogen expresarse usando un lenguaje inclusivo.
¿Por qué surge el lenguaje inclusivo? ¿Es una moda? ¿Su uso está justificado? Para responder a estas preguntas, vamos a ver exactamente en qué consiste y qué papel puede jugar dentro de tu marketing digital.
El lenguaje inclusivo es un uso de la lengua que busca activamente incluir a personas de todos los géneros, y se plantea que las normas actuales no son suficientes para ello.
Tradicionalmente, en castellano se considera que el masculino abarca todos los géneros. Así, para incluir a un grupo de diez mujeres, decimos "todas", pero si el grupo tiene un solo hombre, la norma marca que debemos decir "todos".
Las personas que defienden el lenguaje inclusivo piensan que considerar que el masculino es el género por defecto hace invisible a más de la mitad de la población, además de dar lugar a confusiones: cuando decimos "los alumnos", ¿estamos hablando de un grupo compuesto exclusivamente por hombres, o también hay personas de otros géneros?
Para resolver esta situación, el lenguaje inclusivo plantea diferentes alternativas: no hay un solo lenguaje inclusivo, ni una sola forma "correcta" de usarlo. Vamos a ver cuáles son las opciones y qué pros y contras tiene cada una.
Esta alternativa consiste en incluir tanto el género femenino como el masculino, ya sea separando las terminaciones con una barra ("niños/as") o incluyendo ambas palabras ("ministros y ministras"). Es una de las más usadas y llevamos ya años escuchándola (no hay más que pensar en el conocidísimo "damas y caballeros, señores y señoras...").
Con ella, no queda ninguna duda de que tanto los hombres como las mujeres están incluidos/as. Pero a cambio, puede resultar engorroso y dificultar la lectura (imagínate lo pesado que puede llegar a ser desdoblar todas las palabras de un texto donde se hace referencia a un grupo).
Otra crítica que se le hace a este recurso es que parte de una concepción binaria del género, esto es, que solo reconoce la posibilidad de que haya hombres o mujeres. A día de hoy, muchas personas consideran que el género no es una cuestión de "blanco o negro" y se identifican con otras opciones (no binarios, género fluido, etc.). Por tanto, pueden sentir que esta opción también les excluye.
Esta opción también tiene sus añitos, y se usa sobre todo en los entornos más activistas. Consiste en sustituir la letra que marca el género (la "o" o la "a") por otro carácter que incluye ambos:
Usar la arroba o la x consigue visibilizar de manera muy efectiva el lenguaje inclusivo, pero también tiene sus inconvenientes: es imposible de pronunciar en voz alta, así que es un recurso que solo sirve para el lenguaje escrito. Además, los lectores de pantalla (como los que usan las personas con discapacidad visual) no reconocen estas grafías, así que podemos estar creándoles problemas a otro colectivo.
Esta herramienta del lenguaje inclusivo ha venido cobrando fuerza en los últimos años y es una de las más sencillas: en lugar de usar una "o" o una "a" para marcar el género, la sustituimos por una "e", que en teoría abarca todos los géneros: amigues, compañeres, niñes...
A diferencia de la opción anterior, esta opción se puede pronunciar y leer perfectamente, y además incluye a todas las identidades de género. Su único inconveniente es que sigue provocando rechazo en algunas personas, que consideran que no suena natural. Aunque siempre cabría preguntarse si el rechazo de estas personas no es hacia la idea del lenguaje inclusivo en general y no a esta alternativa en particular.
Aquí se propone dar directamente la vuelta a la tortilla y hacer los plurales genéricos en femenino: "todas". Es una buena manera de visibilizar el problema y ver qué pasa si hacemos justo lo contrario a lo que solemos hacer: ¿por qué nos resulta tan raro pensar que el femenino pueda incluir a todas las personas?
Precisamente este verano David Tomás nos proponía usar el femenino para hablar de management, esto es, decir "la directora general" o "la CEO" cuando nos referimos a estos cargos en genérico. La idea es cambiar nuestra imagen mental de la persona que ocupa estos cargos y así ponérselo más fácil a las mujeres para llegar a puestos de poder en el futuro.
Por último, tenemos la opción de usar nuestra imaginación para buscar fórmulas que entren dentro de las normas de la RAE sin necesidad de recurrir al masculino genérico (¡el castellano puede ser mucho más flexible de lo que pensamos!). Aquí tienes algunos ejemplos:
"¡Hola a todo el mundo!" en lugar de "¡Hola a todos!"
Usar nombres colectivos como "el profesorado", "el alumnado" o "el equipo".
Hablar de "personas que" o de "quienes", en lugar de usar nombres en masculino como "los usuarios".
Darle una vuelta a las frases: "venid a probar nuestro nuevo helado" en vez de "estáis todos invitados a probar...".
Si te estrujas un poco las neuronas, verás como en muchos casos se puede encontrar una solución.
Esta opción consigue por un lado ser inclusiva y por otro respetar las normas actuales del castellano, así que en cierto sentido combina lo mejor de dos mundos. Además, al ser discreta, no genera rechazo (¿a que ni siquiera te has dado cuenta de que no hemos usado masculinos genéricos en este texto?). El inconveniente es precisamente esta invisibilidad: al pasar más desapercibida, no llamamos tanto la atención sobre las reivindicaciones que están detrás del lenguaje inclusivo.
Cada marca debe decidir la manera de comunicarse con su audiencia en función de sus objetivos y su personalidad. Dicho esto, creo que hay muy buenas razones para plantearte incorporar el lenguaje inclusivo a tu marketing digital:
Porque la manera de comunicar de una marca refleja sus valores. Cada marca cuenta con su estilo propio, y este se refleja en el lenguaje. Hay marcas que tratan al público de tú o de usted, más o menos coloquiales, con o sin anglicismos... y todo eso nos transmite una historia sobre quién está detrás. Usar un lenguaje inclusivo nos habla de una marca moderna, que se preocupa por la igualdad de género y que da a las mujeres el papel que se merecen.
Porque cada vez cuenta con mayor aceptación. Estamos en el siglo XXI, y por suerte cada vez somos más conscientes acerca de las desigualdades sociales. En los últimos años vemos cada vez más historias sobre mujeres y otros colectivos oprimidos y más preocupación sobre sus necesidades. Dado que el lenguaje inclusivo es un reflejo de todo ello, cada vez es más frecuente ver a medios, personas individuales y colectivos usándolo a la hora de expresarse.
Porque el lenguaje evoluciona con los hablantes. Muchas personas se llevan las manos a la cabeza al pensar en contradecir las normas de la RAE, pero lo cierto es que el propio diccionario y las normas de ortografía se actualizan con regularidad y muchas palabras van cambiando su significado y su manera de escribirse. Por ejemplo, hace unos siglos "avión" significaba "pájaro". Ah, y siento decirte el diccionario de la RAE incluye la palabra "almóndiga"...
Porque ya hay marcas que lo utilizan. Zity, Operación Triunfo o incluso Citroën ya han usado el lenguaje inclusivo en su marketing digital. Puede que destacarse como pioneras les haya ganado algunas críticas, pero sin duda también alabanzas.
Porque ayuda a conectar con un público concienciado. De manera natural, conectamos con las marcas que reflejan nuestros valores y manera de pensar. Usar el lenguaje inclusivo es una forma muy clara de distinguirse y posicionarse como una marca que se preocupa por los derechos de los colectivos minoritarios, así que las personas que tengan este tipo de valores no dejarán de tomar nota de ello.
Además de animarte a usar el lenguaje inclusivo si crees que es lo adecuado para tu marca, también quiero acabar recordándote que la manera de comunicar es solo un ingrediente más en la lucha por la igualdad. Hay muchísimas cosas que podemos hacer en las empresas para mejorar la situación de los colectivos más desfavorecidos: implementar una política de contratación igualitaria, poner en marcha medidas para fomentar la conciliación laboral y familiar o incluir personas de diferentes colectivos en nuestras imágenes publicitarias. ¡Empecemos desde ya a crear un mundo mejor!