En publicidad, los brainstorming son nuestro pan de cada día. Como siempre estamos buscando dar una vuelta de tuerca a la creatividad y la estrategia de nuestras campañas, necesitamos generar ideas fuera de lo común.
Así que hacemos brainstorming con nuestro equipo a menudo pero ¿realmente los estamos haciendo bien? Un brainstorming mal organizado puede desmotivar a tu equipo, mientras que uno bien hecho puede suponer el éxito de tu próxima campaña. Aquí te dejo lo que necesitas saber para hacer un brainstorming realmente efectivo.
Un brainstorming (también llamado "lluvia de ideas" o "tormenta de ideas") es una técnica creativa que busca generar ideas nuevas para resolver un problema dado, en grupo y en un ambiente relajado. La idea es que la interacción entre los miembros del grupo potencia la creatividad y hace que surjan ideas que de otro modo se quedarían en el tintero.
Los brainstorming se utilizan fundamentalmente para generar grandes cantidades de ideas cuando no sabemos por dónde empezar a afrontar un asunto, encontrar soluciones creativas inesperadas y buscar nuevas oportunidades para resolver problemas o mejorar procesos.
La cantidad es preferible a la calidad. Cuando se organiza un brainstorming, lo normal es que las primeras ideas sean las más habituales, las que con toda seguridad ya se le han ocurrido a otros. Cuanto más sigamos rascando, más probabilidades tendremos de dar con algo original. Y además, cuantas más ideas produzcamos, más probabilidades habrá para combinar y filtrar.
Crea un espacio seguro. Para que un brainstorming sea efectivo de verdad, todos los miembros del equipo deben sentirse cómodos diciendo cualquier cosa que se les pase por la cabeza, por absurda o imposible que parezca. La libertad de pensamiento es fundamental.
Los juicios están prohibidos. El objetivo de un brainstorming debe ser producir ideas libremente, no juzgar su calidad o su valor. Es muy importante que los miembros del equipo sean conscientes de la necesidad de evitar las críticas. Durante la sesión, nos limitaremos a anotar todas las ideas que surjan.
Se pueden tomar ideas de otros como punto de partida. Una de las principales claves de la efectividad de los brainstormings es lo que se conoce como efecto multiplicador: combinar ideas para conseguir otra mejor o proponer variaciones sobre la idea de un compañero. A menudo, es así como se consigue encontrar la solución definitiva a un problema.
Antes de empezar, es imprescindible que hayamos podido definir adecuadamente el problema y seamos capaz de explicárselo claramente a los miembros del equipo. Si no, será imposible que las ideas estén bien encaminadas.
También tendremos que definir los diferentes roles para la sesión:
El moderador. Esta persona se hará responsable de dirigir la sesión de brainstorming para que sea efectiva y cumpla el objetivo marcado. El moderador se encargará de explicar el problema a resolver, dinamizar la sesión y aclarar las dudas de los participantes.
El secretario. Esta persona se encarga de apuntar todas las ideas que vayan surgiendo y de resolver posibles problemas que surjan. Según el número de participantes en la sesión, podrá participar en la misma o no.
Los participantes. En general, se recomienda que en un brainstorming participen entre 3 y 5 personas. También es interesante que algunas no sean expertas en el tema, ya que al estar menos expuestas a él, tendrán menos riesgo de caer en soluciones trilladas.
Por último, puede ser interesante empezar la sesión con algún tipo de ejercicio de calentamiento, por ejemplo, "vamos a decir nombres de objetos hechos de metal". Esto ayuda a ponernos en modo creativo e ir tomando contacto con el grupo.
Esta técnica se basa en poner un límite de tiempo y pedir a todos los miembros del equipo que escriban todas las ideas que sea posible antes de debatirlas, criticarlas o desarrollarlas. El límite de tiempo es importante para crear un sentido de urgencia y espolear la creatividad.
La ventaja de esta técnica es que evita que las ideas se descarten antes de que tengan tiempo de desarrollarse y transformarse. Así, nos aseguramos de captar las ideas en un ambiente 100% libre de críticas.
El grupo escoge a una persona que no está en la habitación, por ejemplo, un famoso o un personaje de ficción, y habla de qué haría esa persona para resolver el problema. Por ejemplo, "¿Qué haría Chuck Norris para generar más leads?".
La gracia de esta técnica está en que hacerte pasar por otra persona puede ayudaros a ti y a tu equipo a abordar el problema de otra manera. A veces, los miembros del equipo pueden tener dudas a la hora de expresar sus ideas, pero hacerlo representando a otra persona elimina ese problema. Además, esta técnica elimina algunas barreras al pensamiento creativo, como el presupuesto y el tiempo.
Normalmente, el brainstorming se plantea para buscar la solución al problema. Pero en este caso, le damos la vuelta al punto de partida para estimular el pensamiento creativo: en lugar de buscar soluciones, buscamos problemas relacionados con la idea de partida. Así, es posible anticipar las posibles dificultades antes de que surjan.
En este método, la sesión empieza dejando unos minutos para que todos los miembros del equipo escriban tres ideas relacionadas con el tema del brainstorming.
Una vez que han terminado, todo el mundo pasa el papel con las tres ideas a la persona de su derecha (o de su izquierda). Una vez más, se inicia el temporizador y todo el mundo se dedica a desarrollar las ideas que les han llegado, añadiendo listas o estrategias creativas.
Cuando se acaba el tiempo, se repite el proceso: el papel se pasa un puesto más y se vuelve a iniciar el temporizador, y así hasta que hemos dado la vuelta a toda la mesa. Cuando hemos terminado el proceso, el grupo discute las ideas que han surgido y decide en cuáles seguir trabajando.
Esta técnica está pensada para que todos los miembros del equipo puedan participar por igual. Así, cada persona dice una idea por turnos. La regla es que todos los miembros del equipo tienen que haber contribuido con una idea antes de que se pueda decir una segunda idea o criticar, desarrollar o debatir las ideas presentadas. Tampoco vale decir "Mi idea ya se ha dicho".
En muchas ocasiones, una idea da lugar a otras que se van abriendo en forma de árbol, y es en este proceso de diversificación donde podemos acabar llegando a la idea definitiva.
Para facilitarlo, podemos plantear el brainstorming en forma de mapa mental. El moderador se coloca frente a una gran pizarra en blanco y va colocando las ideas según van surgiendo. Esta técnica es especialmente útil para las personas que piensan de manera más visual.
Los espacios físicos tienen una gran influencia en nuestra manera de pensar. Si siempre organizas los brainstorming en la misma sala y con el mismo grupo de personas, es posible que las sesiones empiecen a parecer repetitivas y poco inspiradas. La solución es dar un cambio de aires y convocar a tu equipo en otro lugar, por ejemplo, una cafetería o incluso otra planta del edificio.
Este método es muy adecuado para hacer brainstormings a gran escala. Reunimos a un grupo de más de 20 participantes de diferentes departamentos y los dividimos en grupos más pequeños de 2 o 3 personas. Los temas o problemas a resolver se reparten entre los grupos para que los debatan.
El método Charrette funciona muy bien para obtener resultados y opiniones de manera inmediata, a la vez que permite a todos los participantes participar de manera equitativa en el proceso de toma de decisiones y lluvia de ideas.
Para esta técnica de brainstorming en grupo, necesitas una ubicación central en la que los miembros del equipo puedan escribir sus ideas. Por ejemplo, puedes organizar brainstormings online en tiempo real a través de Slack o bien crear un documento colaborativo en Google y dejarlo abierto a aportaciones durante un tiempo determinado (ideal si tu equipo trabaja desde diferentes zonas horarias).
Esta técnica se utiliza para etapas más tardías de un brainstorming, cuando el equipo ya ha seleccionado una idea para desarrollar y ejecutar.
El método se basa en escoger una idea o un reto concretos, dibujarlos en el centro y crear una estrella de seis puntos en torno a ellos. Cada punto representa una pregunta: quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo. Por ejemplo, ¿a quién se dirige este producto? ¿Qué aporta respecto de la competencia? ¿Cuándo sería un buen momento para lanzarlo?
Al centrarse en las preguntas y no en las respuestas, esta técnica de brainstorming anima al equipo a examinar la idea desde todos los puntos de vista y colaborar para encontrar soluciones.