Por David Tomas, publicado el 22 mayo 2018
El reconocimiento a los empleados debe ser una acción que se realice a lo largo de todo el año, no solo días especiales o el mismísimo día mundial del reconocimiento de los trabajadores (el 4 de marzo). Recomendaría que fuese una parte integral de la cultura de todas las empresas.
En Cyberclick nos esforzamos cada día por ser una empresa feliz, y este esfuerzo se ha visto recompensado con premios como el de "Best Place to Work". Un ingrediente fundamental del cóctel de la felicidad laboral es el hacer que los profesionales se sientan reconocidos y valorados todos los días. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo para averiguar por qué el reconocimiento de los trabajadores es vital.
10 porqués para reconocer el mérito de los empleados
1) Porque los empleados reconocidos son empleados felices
Somos sentimientos, y tenemos seres humanos. No nos dejamos las emociones en la puerta de la oficina, sino que se vienen con nosotros al trabajo todos los días. Y de la misma manera, cuando salimos por la puerta de la oficina al terminar la jornada laboral, nos llevamos los sentimientos del día con nosotros.
El reconocimiento a los empleados hace que se sientan valorados, que vean que sus esfuerzos cuentan. Esas buenas vibraciones se contagian a toda la oficina, creando un ambiente de trabajo más agradable. Y a su vez, los trabajadores se las llevan a casa y siguen perpetuando ahí los sentimientos positivos. ¡Todos salimos ganando!
Y no solo ganamos en buen rollo: se calcula que los empleados felices son de media un 12% más productivos. Es decir, que no solo ganan las personas, sino también las empresas... que al fin y al cabo, no dejan de ser un conjunto de personas.
2) Porque los empleados que están bien ayudan a construir una empresa mejor
Ya lo hemos visto en el punto anterior: la felicidad se contagia.
La felicidad grupal viene directamente de la felicidad de los individuos. Por tanto, el reconocimiento a los trabajadores acaba redundando en más armonía, más bienestar y mejor trabajo en equipo.
El resultado final de este "círculo de felicidad" es una empresa en la que los empleados disfrutan de colaborar entre compañeros y departamentos. Las dinámicas de equipo no son una obligación, sino una forma de conocerse mejor y ponerse al día de cómo están todos. Y así, cada persona puede dar lo mejor de sí misma para conseguir resultados excelentes.
3) Porque los empleados valorados se quedan en la empresa
Desde un punto de vista más pragmático, el reconocimiento de los empleados se traduce directamente en beneficios para la empresa. Y es que un empleado reconocido y feliz es un empleado leal.
Uno de los mayores problemas para muchas empresas es la rotación excesiva del personal: sencillamente, los trabajadores se van en cuanto encuentran una cosa mejor, ya que no sienten una lealtad particular hacia su empresa. Esto acaba resultando en una pérdida de tiempo y de dinero. De tiempo, porque un empleado nuevo tarda meses en estar plenamente integrado en la empresa, conocer los procesos y rendir al máximo. Y de dinero, porque la formación de empleados nuevos es una inversión para la empresa.
Con los empleados pasa un poco como con los clientes: es mucho más rentable mantener a los que ya tienes que conseguir nuevos. Y una de las mejores maneras de retener al talento es el reconocimiento de las personas. Si sienten que sus esfuerzos cuentan, se sentirán a gusto y tendrán muchas menos ganas de irse.
4) Porque los empleados reconocidos son los mejores promotores de su marca
Cuando un empleado se siente valorado y feliz, habla bien de su empresa allá donde va. Esto nos facilitará muchísimo encontrar nuevos talentos, ya que los trabajadores más espabilados siempre buscan saber qué opinan los empleados de las empresas en las que se plantean trabajar. Y es que ¿quién mejor que ellos para contarles su experiencia?
Por tanto, el reconocimiento a los empleados es una inversión en "boca oreja" positivo para tu empresa. No solo conseguirás atraer a los trabajadores más valiosos, sino que también mejorará tu imagen de marca y tus posibilidades para colaborar con otras empresas éticas y felices.
5) Porque el agradecimiento lleva al agradecimiento
"Gracias" es una palabra mágica que abre muchas puertas y que sin duda los jefes deberían decir más a menudo. Cuando dices "gracias", la otra persona se ve empujada a bajar la guardia y responder "de nada". Al igual que la felicidad, la gratitud se contagia.
Dar las gracias a tus empleados es una manera sencilla pero muy potente de reconocer su trabajo. Con esta sencilla palabra, la otra persona entiende que le estás reconociendo lo que ha hecho y que la valoras en su justa medida.
Por eso, el reconocimiento de los empleados empiezas por agradecer lo que cada miembro aporta al equipo, todos los días, a cada una de las personas que te rodean. Como jefe, si eres el primero en dar ejemplo, el resto te seguirá.
6) Porque escuchar es amar
El reconocimiento a los trabajadores empieza por escucharles. Ojo, no solo es oírles: hablo de escuchar de verdad.
Las mejoras en cualquier equipo de trabajo empiezan por escucharse mutuamente. Como decía Oprah Winfrey, todo el mundo tiene una cosa en común: queremos que nos escuchen.
Si no escuchas a tus empleados, no sabrás qué problemas tienen y por tanto, no tendrás ni idea de qué puedes hacer para mejorarlos. Y no hablo solo de problemas estrictamente relacionados con el trabajo: lo que está ocurriendo en nuestras vidas personales también influye, y mucho, en lo productivos que somos en la empresa.
Moraleja: si quieres que tus empleados se vean reconocidos y valorados, no solo como trabajadores, sino también como personas, escúchales.
7) Porque los empleados reconocidos confían en sí mismos
A menudo, conseguir tus metas vitales empieza por un paso muy sencillo: creer que eres capaz de hacerlo. Y esto se aplica también a tus empleados.
Las empresas más felices son aquellas donde los trabajadores tienen una buena autoestima. Saben lo que valen y están dispuestos a demostrarlo cada día, a seguir mejorando.
En cambio, un trabajador que no confía en sí mismo empezará todo pensando que va a hacerlo mal, y generalmente tendrá razón. Es lo que normalmente se llama una profecía autocumplida. La imagen de nosotros mismos influye enormemente en todos los aspectos de la vida.
¿Cómo mejorar la autoestima de tus trabajadores? Seguro que ya lo has adivinado: reconociendo su trabajo. Los comentarios que recibimos de los demás influyen, y mucho, en lo que pensamos de nosotros mismos. Saber que nuestro trabajo se valora nos lleva a hacerlo mejor.
8) Porque los empleados reconocidos afrontan mejor los retos
Un empleado que se siente valorado y que confía en su valía como profesional se enfrentará a los retos con optimismo y afán de superación. En cambio, un empleado que cree que su jefe ni sabe que existe tendrá una actitud apática ante los cambios.
Para cualquier empleado, estar años sentado en un despacho haciendo más de lo mismo es mortal. Para mejorar como empleados, y como personas, necesitamos enfrentarnos a retos nuevos. Un buen jefe es el que se da cuenta de esta realidad y reconoce los talentos naturales y las preferencias de sus empleados para plantearles el siguiente desafío en su carrera.
9) Porque el reconocimiento a los empleados fomenta la confianza
"Confianza" es una palabra clave para cualquier relación. Ya lo dijo Elvis Presley: "no podemos estar juntos si sospechamos mutuamente".
Una empresa feliz es aquella donde tanto el jefe como los empleados confían en los demás, de manera fluida y en todas las direcciones. Esto pone las expectativas muy altas: cuando confías en alguien desde el primer momento y se lo demuestras, esa persona se esforzará por ser digna de tu confianza.
La confianza es una llave mágica: cuando un trabajador siente que sus necesidades son tenidas en cuenta y que se le respeta, trabaja más motivado, con más ilusión y siendo más proactivo para conseguir sus objetivos personales y de grupo.
10) Porque los jefes que reconocen a sus empleados no son jefes, son líderes
La palabra "jefe" tiene un montón de resonancias negativas en nuestra cultura. Pero los malos jefes son cosa del pasado.
Un mal jefe es el que obliga a sus trabajadores a seguir órdenes sin justificación, a trabajar a destajo en lo que a él le interesa y a cumplir objetivos numéricos sin preocuparse por las personas. Pero por suerte este modelo se está quedando atrás.
Un buen jefe es una persona que guía, que motiva, que escucha, que da confianza, que saca lo mejor de cada persona y que les anima a asumir retos nuevos. Para un buen jefe, es fundamental que sus empleados se sientan valorados y reconocidos todos los días. Porque solo así el jefe puede dejar de ser jefe para convertirse en lo que las empresas de hoy en día necesitan: un líder.