La empresa feliz no solo se distingue por sus buenas políticas laborales, sino también por dar un sentido al mundo con lo que hace. En un mundo lleno de vacas marrones, sería lo que Seth Godin llama una vaca púrpura.
En su libro Purple Cow: Transform Your Business by Being Remarkable, Seth Godin nos plantea una pregunta muy simple: ¿qué harías si vas por el campo y ves de repente una vaca púrpura? Lo más probable es que sacaras tu móvil y te apresuraras a sacar una foto para las redes sociales. Pues bien, estos son los 9 secretos para que tu empresa sea esa vaca púrpura de la que todos hablan.
El reto para cualquier marca o emprendedor que se precie es provocar "otaku". Y no, nos referimos a los fans del manga. Godin usa "otaku" en el sentido de "pasión irresistible". Es lo que hace que alguien coja el coche y conduzca un montón de kilómetros solo por cenar en tu restaurante o probar tus productos.
Según Godin, las empresas que provocan "otaku" son las que se saltan las reglas de alguna manera y logran alojarse para siempre en la mente de los consumidores. Por ejemplo, Amazon, Starbucks o Google han logrado convertirse en únicas dentro de su sector.
Como bien sabemos los marketers, no todas las marcas sirven para todas las personas: cada una se dirige a un público único. Por tanto, para generar "otaku" y triunfar en nuestro emprendimiento, tenemos que encontrar a las personas que tengan la capacidad de convertirse en fans incondicionales de nuestra marca. La idea es dirigirse en primer lugar a un nicho de innovadores e influencers para que ellos mismos vayan arrastrando a la masa tras de sí.
Tendemos a pensar que lo más difícil de emprender es dar con la idea perfecta, y que cuando la encontremos, todo lo demás vendrá la idea. Pero lo difícil de las vacas púrpuras no es dar con la idea, es tener la voluntad de sacarla adelante e ir contracorriente.
¿Cómo encontrar ideas con el potencial de convertirse en vacas púrpuras? Muy sencillo: piensa qué es lo que no se hace en tu sector, y hazlo.
Tendemos a pensar que lo muy bueno está cerca de lo notable, y que lo opuesto de lo notable es lo mediocre. Pero para Seth Godin, la clave del éxito de una empresa no está en la calidad.
Lo muy bueno no es digno de hacerse viral, precisamente porque ocurre continuamente. Si viajamos con una aerolínea, esperamos que nos ofrezca comodidad y puntualidad, o de lo contrario, nos quejaremos. Pero cumplir con las expectativas exigentes ya no es suficiente.
En Purple Cow, Seth Godin compara las relaciones de competición que existen en el mercado con el vuelo de las bandadas de pájaros. Los pájaros vuelan en formación triangular porque de esta manera los líderes rompen la resistencia al viento y así los miembros más débiles pueden volar de manera más eficaz. Además, los líderes no son siempre los mismos, sino que cada cierto tiempo rompen la formación y se ponen atrás para descansar.
En el mundo del emprendimiento, pocos se atreven a ser los líderes; en su lugar, prefieren copiar las ideas innovadoras de otra persona e imitar las estrategias. El problema es que así nunca lograrán destacar y revolucionar sus mercados. Y lo que es peor, puede que cometan el error de seguir al pájaro equivocado en lugar de emprender su propio vuelo.
Al final, el quid del emprendimiento es encontrar una idea que sea digna de compartir. Más que buscar estrategias para viralizar un producto ya existente, lo que queremos es crear un producto tan innovador que la gente no pueda resistirse a hablar de él. Si la vaca es realmente púrpura, no hará falta que pongas un cartel para animar a la gente a hacerle fotos.
Las vacas púrpuras son raras porque son muy pocos los que se atreven a ser diferentes.
Si lo pensamos, desde nuestra infancia nos han enseñado que no hay que destacar. Nos riñen por hacer demasiadas preguntas, por mostrar nuestra diferencia, por admitir ignorancia o por ponernos en ridículo... pero quien no se arriesga a ser diferente, no puede ganar.
El emprendimiento, por tanto, no solo es cuestión de marketing sino también de psicología. Hay que ser capaces de enfrentarnos a estos miedos tan arraigados en nuestro subconsciente y superarlos. Los pocos que lo consiguen son los únicos que pueden triunfar.
Esta es una de las lecciones prácticas más valiosas que podemos aprender: no hay que perder el tiempo en lo que no funciona, y para eso, hay que ser tajante. Debes ser capaz de identificar lo que funciona rápidamente para repetirlo y no tener miedo a eliminar sin compasión lo que no esté funcionando.
Esta lección nos recuerda que alcanzar el éxito no implica dormirse en los laureles. Si has encontrado por fin el producto adecuado, es tu responsabilidad trabajar duro para sacarle todo el partido. De la misma manera, no hay que empeñarse en seguir exprimiendo una idea cuando su ciclo ya ha pasado. O dicho de otro modo, si tu vaca ha dejado de ser púrpura, es hora de buscarte otra nueva.