La UI es el medio que hace posible la interacción entre las personas y los sistemas informáticos. La UI, también conocida como user interface o interfaz de usuario, es lo que permite a los usuarios usar y controlar dispositivos como un ordenador, una tablet o un teléfono móvil, así como enviar un email o hacer una transferencia de dinero a través de una aplicación.
La interfaz de usuario abarca desde la arquitectura de la información hasta los elementos visuales que facilitan la navegación. Es por ello que es especialmente importante en diseño web y de aplicaciones, ya que facilita el uso y mejora la experiencia de usuario. Vamos a ver todo ello en profundidad.
Las UI pueden clasificarse según el propósito y el nivel de interacción entre personas y máquinas. Son las siguientes:
Se refiere a los componentes y controles físicos de un sistema que permiten a los usuarios interactuar con los dispositivos, introducir y procesar datos. Es el caso de los teclados, los ratones o mouse y las pantallas táctiles.
Es la parte del funcionamiento de un programa informático o aplicación que los usuarios ven en la pantalla de sus dispositivos y con la que pueden interactuar y dar instrucciones. Incluye, por ejemplo, menús de navegación, ventanas u otros elementos que facilitan la navegación y el uso del software.
Es la integración de las dos anteriores. Se tiende un puente entre ambos en el cual las instrucciones que los usuarios dan a través del software se traducen al lenguaje del aparato y viceversa. Por ejemplo, un usuario puede interactuar de manera táctil con la pantalla de su teléfono, que forma parte del hardware, y a su vez, el software traduce esas interacciones en acciones específicas en el dispositivo, como abrir o cerrar aplicaciones, navegar por menús, etc.
Por otra parte, la interfaz de usuario también puede clasificarse en función de la forma cómo podemos interactuar con ella. Según esto, encontramos:
Son secuencias de caracteres alfanuméricos. En las interfaces de línea de comando, el usuario introduce texto para poder interactuar. Un ejemplo de CLI es el sistema operativo MS-DOS.
Representa visualmente un entorno en el que el usuario puede interactuar. Muestra imágenes, iconos o animaciones, entre otros elementos, para mostrar las acciones disponibles. Por ejemplo, Windows o macOS.
Usan dinámicas “naturales” del ser humano como el habla o el tacto. Algunos ejemplos son Alexa o Siri, que usan interfaces de voz.
Estas son algunas de las características más importantes que debe cumplir una interfaz de usuario:
La UI es esencial para generar una buena experiencia de usuario. Una interfaz efectiva va a facilitar la navegación, el acceso a la información y la realización de acciones concretas. Y todo ello influye sobre la satisfacción de los usuarios, lo que será determinante para el tiempo que el usuario permanece en nuestra web y también para que vuelva a visitarla.
Si una interfaz no cumple con las características mencionadas, lo más probable es que el usuario abandone nuestro sitio web sin haber completado las acciones que queríamos o que tenga una experiencia negativa y decida no volver.
En resumen, una buena interfaz de usuario es clave para:
Sigue estas buenas prácticas para mejorar la UI de tu web y ofrecer una mejor experiencia de usuario:
Elige un diseño centrado en el usuario. Comprender las necesidades y expectativas de las personas que visitan tu web, te permitirá elegir un diseño que vaya acorde con estas.
Optimiza la web para que se adapte a distintos dispositivos. Una interfaz debe visualizarse y funcionar correctamente en distintos dispositivos y tamaños de pantalla, ya que los usuarios pueden entrar desde su smartphone, desde la televisión, etc.
Apuesta por la simplicidad. Minimizar la cantidad de elementos e incluir solo aquellos que sean realmente necesarios, reduce la confusión y lleva a los usuarios a fijarse en lo importante. Por lo tanto, busca la armonía y no sobrecargues el diseño.
Mejora la velocidad de carga de la web. El uso de imágenes, vídeos o gráficos puede mejorar la presentación del contenido pero también afectar a la velocidad de carga. Para ello, puedes comprimir imágenes, usar plataformas de terceros para mostrar vídeos u optimizar el código y el cache.
Simplifica la navegación con una arquitectura web coherente y bien definida, e incluyendo elementos como menús desplegables y enlaces.
Incluye llamadas a la acción que sean claras, directas y convincentes. Además, los botones del CTA deben ser visibles y no confundirse con elementos no clicables.
Añade un buscador. Esto permitirá que los usuarios busquen directamente aquello que quieren encontrar y te dará muchas pistas sobre sus intereses y necesidades. También puedes implementar funciones de autocompletado, filtros, resultados de búsqueda relevantes y un apartado de FAQs.
Escucha a los usuarios. Recopila los comentarios de los usuarios y realiza ajustes según sus sugerencias o quejas. También puedes hacer pruebas de usabilidad con usuarios reales y pedirles que realicen unas acciones concretas en la web para ver si logran hacerlo de forma satisfactoria, rápida e intuitiva.
Mide los resultados y realiza los cambios oportunos basándote en los datos de las visitas que recibe tu web. De esta forma, sabrás qué está funcionando y qué podría mejorar. Herramientas como Google Analytics te ayudarán a comprender cuál es el recorrido que realizan los visitantes a la web, dónde se quedan atascados, qué páginas les interesan más, etc.
Ofrece un diseño accesible que garantice que tu interfaz también pueda ser usada por personas discapacitadas.