En el mundo del marketing digital, la conversión es un concepto clave y es fundamental tenerlo claro. ¿Conversión es lo mismo que venta? ¿Hay diferentes tipos de conversiones? ¿Cómo se calcula la tasa de conversión? ¡Sigue leyendo para despejar todas tus dudas!
En marketing digital, llamamos "conversión" a cada una de las acciones que realiza el cliente y que están alineadas con nuestros objetivos. Por ejemplo, podemos querer que los usuarios se registren en un webinar o que compren un producto.
A veces se asocia el término "conversión" a la venta, pero hay muchas acciones previas del usuario que también tenemos que medir. Por tanto, para poder valorar adecuadamente las conversiones digitales, tenemos que tener claros los objetivos y el viaje del cliente. Por ejemplo:
El usuario entra en nuestra web.
El usuario rellena un formulario para descargar un contenido y nos deja su email --- Primera conversión.
El usuario recibe un email sobre un producto y hace clic en el mismo --- Segunda conversión.
El usuario compra el producto en cuestión en la web --- Tercera conversión.
Por supuesto, este viaje de cliente está simplificado; en realidad, el usuario puede tardar tiempo en tomar la decisión de compra final y realizar múltiples acciones. Para poder medir el progreso correctamente, establecemos una serie de indicadores clave de rendimiento o KPI.
La tasa de conversión es el número que resulta de dividir el número de conversiones entre el número de visitas a la página donde se realiza la acción en cuestión.
Un índice de conversión bajo nos pone sobre la pista de posibles problemas de optimización e indica que debemos revisar nuestros contenidos.
La tasa de conversión también es muy útil para hacer tests A/B, creando dos páginas con el mismo objetivo, modificando una variante en una de ellas y comparándolas entre sí para ver cuál genera más conversiones digitales.
El objetivo de conversión a conseguir puede variar mucho en función de la estrategia digital de cada cliente, pero estos son algunos de los tipos de conversión más frecuentes:
Formularios. Aquí nos interesa convertir a un visitante en miembro de nuestra base de datos. Para ello, le invitamos a rellenar un formulario a cambio de un contenido o una oferta de su interés (por ejemplo, un ebook o una prueba gratis del producto).
Suscripciones. Al igual que en el caso anterior, el objetivo es hacer que el usuario nos deje sus datos, pero en este caso lo que le ofrecemos es enviarle un contenido de manera periódica, por ejemplo, un informe mensual o nuestra newsletter.
Inscripción en eventos online o presenciales, por ejemplo, un webinar o un curso sobre marketing online.
Descarga de aplicaciones. Invitamos al usuario a bajarse la aplicación de la empresa como manera de captarle y ofrecerle nuestros productos y servicios.
Venta. La adquisición final del producto o servicio. Hay que tener en cuenta que el viaje de cliente no acaba aquí, ya que después entran los servicios posventa y la fidelización.