El data driven design consiste en basar la práctica del diseño en datos. Es decir, en vez de tomar decisiones visuales y creativas basadas en el propio gusto personal o en la intuición, utilizaremos los datos para que este proceso de creación resulte mucho más efectivo para la experiencia de nuestro usuario.
Los datos que proporcionan información en el data driven design se pueden conseguir de diferentes fuentes, como en cualquier rama de la ciencia de datos. Los mapas de color, las pruebas A/B, las herramientas de análisis web, los análisis de clics y scroll o las encuestas son algunos ejemplos.
Conocido también como diseño basado en datos, las que más lo suelen poner en práctica son las empresas data driven, es decir, aquellas que basan todas sus decisiones en datos. Si tú quieres empezar a ser una de ellas, el diseño no puede quedarse fuera, así que a continuación te contamos todos los beneficios que te puede reportar el data driven design.
A rasgos generales, existen dos tipos de datos:
Datos cuantitativos: son datos numéricos que presentan valores concretos y que están basados en hechos objetivos. Se recopilan utilizando herramientas que miden acciones específicas. Un ejemplo de dato cuantitativo sería la cantidad de clics que recibe un botón en una landing page (página de destino).
Datos cualitativos: no se expresan con valores concretos, ya que están basados en opiniones subjetivas, información personal, imágenes o sonidos. No se centran en aportar información numérica, sino en informar sobre las características de un elemento. Los datos cualitativos se consiguen a través de encuestas, entrevistas o de comentarios de los usuarios. La información sobre la residencia de los clientes es un ejemplo de dato cualitativo.
Pues bien, en el data driven design se aconseja utilizar tanto los datos cualitativos como los cualitativos para tener una visión y comprensión más completa de la situación y poder crear mejores diseños.
Si nos centramos en el diseño de recursos web y en las áreas del UX (experiencia de usuario) y UI (interfaces de usuario), estos son los beneficios que nos encontramos en el diseño basado en datos.
Con el diseño basado en datos no diseñas en base a lo que crees que va a ser mejor para el usuario, sino en lo que sabes que realmente va a ser mejor para él. Por tanto, te aseguras con mayor probabilidad de que su experiencia cuando entra en contacto con algún recurso web de tu empresa va a ser positiva.
Cuando el proceso de trabajo está basado en datos todo se vuelve mucho más ágil, ya que el diseñador puede seguir unas pautas y no tiene que gastar tiempo pensando en qué es mejor o en cuál es su próximo paso. En definitiva, los datos son grandes aliados a la hora de guiar el camino de un proceso de diseño.
Es importante no olvidar que esto no va a perjudicar la originalidad del trabajo de un diseñador, pues los aspectos creativos pueden convivir perfectamente con los datos adaptándose a ellos.
Cuando se trabaja con datos, estos no solo se utilizan en la primera parte del proceso, sino que acompañan a los equipos incluso cuando el trabajo ya está finalizado con el objetivo de optimizarlo e implementar mejoras.
En el trabajo de un diseñador, es importante recabar datos de forma continua incluso cuando el diseño ya lo está utilizando el usuario para cambiar los aspectos que sean necesarios con el objetivo de aumentar el rendimiento del diseño.