Todos tenemos claro que los influencers están cerca de dominar el mundo (si es que no lo dominan ya). En los últimos años, gente completamente normal se ha hecho mundialmente famosa a través de un perfil en alguna red social. Y el fenómeno va in crescendo.
Podemos decir que fue en 2016 cuando el influencer marketing explotó del todo. Las redes sociales están cada vez más integradas en las vidas de todos y los influencers son los reyes de todas ellas. Esto genera, por supuesto, interés comercial. Así que los anunciantes empezaron a invertir en los perfiles más codiciados, consiguiendo unos resultados increíbles. Y eso no nos sorprende nada teniendo datos como que el 47% de usuarios online utilizan Adblocker, un obstáculo al que los influencers son completamente inmunes. Hay muchísimos otros datos como este y en este artículo, comentaremos el triunfo y avance de esta nueva tipología de marketing.
Es una tendencia de marketing que se basa en el patrocinio a través de los perfiles de influencers en redes sociales. Para clasificarla dentro de las prácticas publicitarias, podemos confiar en una definición de la Forbes, que la sitúa en “un territorio intermedio entre el testimonial y la mención del producto”.
Lo que los anunciantes pretenden con las colaboraciones de influencers es crear asociaciones del influencer con la marca o el producto en cuestión. Consiguen realizar el equivalente a un antiguo testimonial, pero de forma mucho más sencilla, rápida y infinitamente más barata.
Los influencers son las personalidades que acaparan más atención ahora mismo. En primer lugar, porque son muy constantes (la mayoría realiza una media de 4 publicaciones al día, por lo que respecta a Instagram) y además, porque su audiencia está activa casi las 24h del día. De manera que siguen la regla que seguiría cualquier otro medio: cuantas más miradas hayan puestas en ellos, más marcas invertirán.
Además, la oferta hoy en día es inagotable. Hay influencers para todos los públicos: desde gurús del yoga, hasta animales famosos. Un buen ejemplo es itsdougthepug, un perro carlino que cuenta con 2.8 millones de seguidores en Instagram.
Sin embargo, cada vez más de ellos se acercan al segmento “lifestyle”, que hace que tengan una audiencia mucho más amplia y que, por lo tanto, puedan ser contactados por más marcas.
Así que, definitivamente, podemos afirmar que los influencers son las nuevas celebrities, pero son mucha más accesibles que un deportista codiciado o una cantante de moda. Son simplemente adolescentes, pero que cuentan con un poder de alcance de audiencia increíble. Por lo tanto, son un arma muy potente des del punto de vista comercial.
Y aunque cuenten con miles o millones de seguidores en su perfil, saben que pueden perderlo todo en cualquier momento (es fácil pasar de moda y no interesar más). Precisamente por eso, cuidan mucho a sus públicos y tienen especial cuidado para no parecer “vendidos”. De esa manera, pasan a ser una especie de “fuente inagotable” que realiza publicidad de forma masiva pero sin ser intrusivos y ofreciendo contenido de valor (muchas veces en forma de concursos o vídeos divertidos).
Dentro de esta modalidad de no vendidos, hay un perfil que encaja a la perfección: los micro-influencers. Son influencers con un gran número de seguidores pero no suficientemente extenso como para que parezcan “vendidos” o irreales. Si Beyoncé nos recomienda un producto, inmediatamente lo relacionamos con publicidad porque ella es un personaje casi irreal. Lo mismo ha empezado a pasar, en menor escala, con influencers como Chiara Ferragni o Dulceida - ésta última en el caso de España. La gente interpreta los mensajes de estos micro-influencers como consejos sinceros y, por lo tanto, la publicidad que realizan es muy eficiente.
Los resultados del marketing de influencia son muy efectivos. Debemos tener en cuenta aspectos como que, por ejemplo, conseguimos un gran nivel de alcance de nuestro target (que queda segmentado por el propio influencer y el contenido que ofrece). A su vez, ese target está altamente fidelizado y eso permite conseguir mayor conversión.
Es una práctica muy nueva y, como todas en su inicio, para muchos anunciantes puede parecer arriesgada o costosa (algunos de los mayores influencers cobran miles de euros por un post de Instagram). Sin embargo, estos anunciantes no se dan cuenta del valor que consiguen a cambio, una gran repercusión a un precio mucho menor que en cualquier medio y que se dirige a un target segmentado y fidelizado. Esto se demuestra en el hecho de que, según la revista Forbes, un 66% de marketers han incluido acciones de esta nueva tendencia en el 2017. Seguramente veremos una subida considerable de las tarifas de influencers en lo que queda de año y en unos 12-24 meses se estabilizará este “mercado”.