Para los marketers, el ROI es el Santo Grial, la madre del cordero, la métrica de todas las métricas... en definitiva, es el dato que nos permite justificar el valor de nuestro trabajo y saber si lo que estamos haciendo realmente funciona.
Y sin embargo, a pesar de su importancia, hay mucha confusión en torno a lo que realmente significa el retorno de la inversión y cómo podemos usarlo para mejorar nuestro marketing. Vamos a poner los puntos sobre las íes.
El ROI (siglas en inglés de "retorno de la inversión") es el rendimiento que hemos obtenido de una inversión, expresado en forma de porcentaje. Lo que nos dice es cuántos beneficios hemos obtenido por cada euro invertido.
Para calcularlo, podemos usar esta sencilla fórmula:
Por ejemplo, si hemos invertido 1000 euros y obtenido unas ganancias de 3000, tendremos:
Como es lógico, cuanto más alto sea el retorno de la inversión, mejor valoraremos la acción.
A la hora de calcularlo, hay que tener en cuenta también el factor tiempo, que muchas veces se pasa por alto. A veces, una inversión puede dar beneficios a muy largo plazo, que no quedarían recogidos si aplicamos la fórmula antes de obtener todo el rendimiento de la inversión.
Para medir correctamente el retorno de la inversión, conviene que tengamos en cuenta esta métrica desde el planteamiento mismo de la acción, preguntándonos cómo y cuándo vamos a medir los beneficios.
Una de las utilidades más destacadas de esta métrica es la de comparar diferentes acciones entre sí para ver cuál resulta más rentable, así como contrastar los resultados entre diferentes canales de marketing online. También podemos establecer controles periódicos a lo largo del tiempo para ver si los resultados de nuestras acciones a nivel global están mejorando o empeorando.
Y por último, no conviene perder de vista que por muy importante que sea, el ROI no lo puede ser todo. En muchas ocasiones, nuestras acciones de marketing buscarán beneficios más "intangibles" y difíciles de monetizar, como visibilidad para una nueva marca o producto. Así que antes de descartar una acción, pregúntate cuál es su sentido dentro de tu plan global de marketing.
No dejes de medir y optimizar. El retorno de la inversión es una métrica que puede ayudarte a mejorar tu marketing cada día, pero requiere un esfuerzo constante. Implementa controles regulares y verás cómo el resultado merece la pena. Para así mejorar los resultados de tus campañas de SEO, SEM y Google Ads, Social Ads, Inbound Marketing, Display o Email Marketing, por ejemplo.