"Transformación digital" es una de las palabras favoritas de la jerga empresarial de hoy en día, pero muchos no conocen aún cuáles son sus verdaderas implicaciones.
La transformación digital va mucho más allá de usar las nuevas tecnologías de la información o tener una presencia online, ya que se trata de un cambio en la manera de entender la esencia misma de los negocios. ¿Cuáles son las claves de este cambio digital? Si quieres averiguarlo, ¡sigue leyendo!
La transformación digital son aquellas oportunidades de estrategias de negocios que surgen gracias a la aparición de las nuevas tecnologías. Vemos, por tanto, que la innovación tecnológica tiene un papel fundamental, pero no debemos olvidar que este cambio afecta también a las personas físicas y a todo el trabajo en las organizaciones.
Una característica clave de la transformación es que debe estar siempre ligada a los objetivos y estrategias de la empresa. No se trata de "estar por estar", ni de incorporar las nuevas tecnologías solamente porque es "lo que toca" en un momento dado. Y es que según un estudio de la consultora IDC, el 66% de los directores ejecutivos considera que la transformación digital es una pieza clave en el plan de negocios.
A día de hoy, el cambio digital ya no es una opción, sino una realidad inevitable para las empresas. Incorporarla desde ya tiene muchas ventajas para la empresa, los empleados y los clientes:
Otro punto a tener en cuenta es que el cambio digital es un proceso con diferentes fases, no una cuestión de "todo o nada". Así, IDC ha identificado 5 categorías de empresas en función del estadío en que se encuentren, de menor a mayor implicación:
Recientemente, El País ha publicado algunos datos muy interesantes sobre el impacto económico de la transformación digital:
Aunque las cifras son muy optimistas, lo cierto es que medir el ROI de la digitalización en una compañía en particular no resulta sencillo, puesto que afecta a toda la estructura de la empresa. Para saber si el cambio digital ha dado los frutos buscados, es necesario un buen trabajo de análisis para encontrar cuáles son los KPI realmente relevantes.
Entre los casos de éxito de la digitalización, destacan ejemplos como el del Puerto de Hamburgo, que ha conseguido reducir a la mitad el tiempo de carga y descarga de los muelles gracias al internet de las cosas (IOT), o el de Global Omnium (antes conocida como Aguas de Valencia), que puede detectar y reparar fugas en tiempo récord gracias al big data y ahorrar 3000 millones de litros de agua al año.
Como hemos visto antes, la transformación digital está directamente ligada a los objetivos de negocio. Y como tal, debe partir de la dirección e implicar a toda la empresa. De nada sirve que los empleados o los departamentos tomen iniciativas particulares si la dirección general no va a asumirlas como parte de su misión.
Una vez embarcados en este proceso, los directivos deberán crear las condiciones que faciliten una transición fluida y asegurar que la empresa cuenta con los recursos necesarios tanto a nivel económico como humano.
El cambio digital no pasa solo por añadir tecnologías a la empresa. Es un cambio global y como tal, es inevitable que se enfrente a resistencias: ¿por qué cambiar, si todo funcionaba más o menos bien antes? ¿No estaremos corriendo demasiados riesgos con este cambio?
Por ello, digitalizar una empresa es un proceso de alcance profundo, que debe ir acompañado de reflexión y de una gestión del riesgo adecuada. La buena noticia es que la tecnología facilita implementar cambios de manera ágil y con costes reducidos respecto del paradigma anterior.
La transformación digital solo tiene sentido si es capaz de poner al cliente en el centro. Después de todo, el objetivo principal debe ser seguir siendo competitivos en un entorno donde los usuarios son cada vez más exigentes.
Por eso, a la hora de digitalizar los procesos, debemos preguntarnos siempre cómo vamos a mejorar la experiencia de cliente: ¿puede contactar con nosotros en menos tiempo?, ¿cerrar una conversión con menos pasos?, ¿obtener un mejor servicio posventa? Y sobre todo ¿qué podemos ofrecer que nos haga destacar frente a la competencia?
"Big data" es otro de esos términos de moda en el mundo empresarial, pero del que todavía solo hemos explorado la punta del iceberg.
La gestión de datos es uno de los grandes secretos de la digitalización. Gracias a las nuevas tecnologías tenemos más información que nunca sobre nuestros clientes reales y potenciales, pero es fácil perderse entre un sinfín de datos sin estructurar. Por ello, los científicos de datos son uno de los roles imprescindibles en las empresas de marketing del futuro.
Más que volverse locos contratando a trabajadores digitales, los buenos directivos saben que la solución pasa por apostar por la formación y hacer que sus empleados actuales se integren en la transformación digital.
A la hora de implementar un plan de formación digital en la empresa, podemos recurrir a nuevas soluciones como los MOOC (cursos online masivos y abiertos) o la gamificación, que permite dar un diseño atractivo y adictivo a las lecciones. También puede ser interesante implementar algún plan de mentorización, en el que los empleados jóvenes ayuden a los mayores con las nuevas tecnologías y a cambio los veteranos aporten su experiencia en la empresa.
Para los empleados, el proceso de digitalización supone un cambio de mentalidad y de maneras de trabajar. Pero a cambio, pueden obtener muchas ventajas que no se dan en las empresas más tradicionales.
El cambio digital abre la puerta al teletrabajo y los horarios flexibles, que permiten que los empleados puedan conciliar mucho mejor su vida personal y profesional. Con las nuevas herramientas de trabajo y comunicación, es posible abandonar la cultura del presentismo y adoptar un enfoque basado en objetivos. El resultado es que estarán más motivados, felices y dispuestos a aportar lo mejor de sí mismos en el trabajo.
La digitalización es un proceso abierto, en el que nuevos elementos se incorporan de manera continua. Vivimos en un entorno altamente cambiante, así que la famosa máxima "renovarse o morir" es más cierta que nunca.
Si adoptas la digitalización como filosofía de trabajo, debes estar dispuesto a plantearse constantemente lo que haces, por qué lo haces y cómo puedes mejorarlo. Solo así podrás seguir avanzando en el camino hacia clientes satisfechos, empleados felices y mejores resultados de negocio.
¡Buen viaje en la transformación digital de tu empresa y con tu equipo!