Todo producto que sale al mercado tiene un ciclo de vida o cuatro etapas que tienen lugar entre el lanzamiento del producto y su retirada:
Introducción
Crecimiento
Madurez
Declive
Aunque todos los productos tienen un ciclo de vida, el tiempo en el que estos están en cada etapa puede variar en función del tipo de producto que sea. Es decir, no hay un tiempo concreto establecido para cada etapa.
Los productos no son eternos, ya que incluso aquellos de calidad alta pueden desaparecer si surge uno que sea mejor o si los consumidores dejan de tener la necesidad que cubre. Aunque puede haber excepciones, en general una empresa debe intentar que el ciclo de vida de un producto sea lo más largo posible. Sin embargo, toda marca debe intentar mejorar e innovar para no estancarse.
Para la empresa es muy importante conocer el ciclo de vida de un producto y la etapa en la que se encuentra, ya que así es mucho más sencillo diseñar estrategias efectivas y conocer los objetivos que se alcanzarán a corto y largo plazo.
Como decimos, el ciclo de vida de un producto tiene cuatro etapas, aunque a menudo se añade una quinta. Las cuatro etapas son introducción, crecimiento, madurez y declive, la quinta se conoce como desaparición.
La etapa de introducción empieza justo en el momento en el que se lanza un producto al mercado. Se trata de un momento crucial, ya que se trata de una novedad y los consumidores lo desconocen todo acerca de este producto. Esto significa que hay un alto porcentaje de probabilidades de que las ventas sean bajas al principio, especialmente si la marca no es lo suficientemente conocida.
La empresa deberá intentar llegar al mayor número posible de usuarios a través de estrategias de marketing, como publicidad. Se supone que antes de lanzar el producto ha habido un estudio de mercado, por lo que lo ideal es utilizar toda la información para llegar al tipo de público que pueda interesarse en ese producto.
En esta primera fase es importante asegurar una calidad en el producto, que el precio sea razonable y se establezca en función de los precios que tiene la competencia, que se seleccione un modelo de distribución eficaz para hacer llegar el producto al mercado y hacer acciones de promoción.
Después de la introducción llega la fase del crecimiento. En esta etapa debe haber un aumento de ventas como consecuencia de todas las acciones que se hayan realizado durante la fase anterior. El público ha conocido el producto gracias a la publicidad y todas las estrategias de marketing que se han llevado a cabo y ha decidido confiar en la marca y comprar.
Aunque la etapa de crecimiento se caracteriza principalmente por un aumento de ventas y por la rentabilidad del producto para la marca, también es el momento en el que suelen aparecer competidores que intentan mejorar el producto. Así que en esta fase es importante que se sigan llevando a cabo estrategias de marketing para diferenciarse de la competencia y ser un referente dentro del mercado.
Es muy importante mantener tanto la calidad del producto como el precio, incluso añadir un servicio extra. Además, es muy importante aumentar su distribución e intentar aumentar el alcance para ganar nuevos clientes.
La etapa de madurez es aquella en la que el producto se estabiliza. Esta es la etapa más larga dentro del ciclo de vida de un producto, aunque también la más complicada, ya que es el lugar al que llegan también los competidores y, por consiguiente, los beneficios empiezan a descender.
Con el fin de ganar estabilidad, se pueden añadir características al producto que lo hagan diferente al de la competencia y, por consiguiente, más atractivo. También se pueden reducir los precios, revisar los canales de distribución y lanzar promociones.
Todos los productos tienen una vida limitada, por lo que llega un momento en el que entran en la fase de declive. Esta etapa se caracteriza por una fuerte bajada de ventas y una menor demanda del producto. Normalmente el declive lo sufre también la competencia y se debe a que el público ya no está interesado en el producto, ya sea porque tiene otras necesidades o porque hay un producto que las cubre de una forma mucho más eficiente. Otra causa que lleva al declive a un producto es que hayan aparecido otros similares a un precio mucho más bajo.
Cuando se llega a este punto hay dos opciones, renovar el producto o retirarlo. La decisión debe tomarse en función de las necesidades del público, por lo que probablemente deberá hacerse un estudio de mercado antes.
Si el público ha dejado de tener una necesidad y no es factible hacer mejoras o una renovación del producto, se llega a la etapa de desaparición. Cuando se llega a esta fase el producto se retira del mercado con la intención de centrarse en aquellos nuevos que puedan ser más interesantes, necesarios y atractivos para el público.
Esta quinta etapa no siempre se menciona y, normalmente, forma parte de la anterior. Sin embargo, cada vez es más común hacer esta distinción.
Todos los productos pasan por estas etapas y todos tienen una vida limitada. La retirada de un producto no debe traducirse como el final de una marca o un fracaso, sino todo lo contrario. La desaparición de un producto debe dar paso al nacimiento de otro.