El diseño web ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Si echásemos la vista atrás, posiblemente nos impresionaríamos con la estética de las primeras páginas web, pues nada tienen que ver con las de la actualidad. De hecho, si te crea curiosidad el pasado de internet, en Web Design Museum puedes descubrir muchas de las webs que existieron entre 1991 y 2006 y sorprenderte con sus diseños.
En los últimos años, el minimalismo ha ganado popularidad en muchos ámbitos, y el diseño web no es una excepción. Este estilo, caracterizado por su sencillez, ha proporcionado muchos beneficios a los sitios web, como por ejemplo, la mejora del user experience. Si quieres conocer más en profundidad de qué se trata y cómo poder darle este toque a tu página, en este artículo te lo contamos.
El diseño web minimalista se caracteriza principalmente por su gran simplicidad, es decir, por utilizar solo los elementos necesarios para su buen funcionamiento y prescindir de aquellos que no aporten funcionalidad. En definitiva, consiste en hacer más con menos.
No obstante, factores como el color, la fotografía y la propia organización de la web también juegan un papel muy importante a la hora de conseguir un diseño minimalista. Más adelante nos adentraremos más en ellos.
El diseño web minimalista puede tener muchos beneficios para tu página. A continuación te explicamos algunos de ellos.
Al tener menos elementos, las webs minimalistas tienen un menor tiempo de carga, lo que puede, además, disminuir la tasa de rebote de los usuarios, es decir, el volumen de abandonos. De hecho, aquellas webs que tardan más de tres segundos en cargar tienen un mayor riesgo de sufrir ese mencionado rebote. Esto, a su vez, también mejorará el posicionamiento SEO de tu página.
El uso de colores suaves (algo muy característico del diseño minimalista) y una organización sencilla y poco cargada, así como la existencia de espacios en blanco, facilita la comprensión del contenido por parte de los usuarios.
El diseño web minimalista provoca que el público centre su atención en lo verdaderamente importante: los productos o servicios que la marca ofrece. Al poder apreciar más este contenido, existen más posibilidades de que los usuarios que visitan tu página acaben comprando y no se pierdan en elementos que les puedan distraer.
Utilizar solo los elementos que verdaderamente se necesitan provoca que los usuarios se sientan más cómodos y se mejore, por tanto, el user experience, algo que puede mejorar el número de ventas de tu marca, así como tu reputación.
Pese a que el diseño web minimalista tenga muchos beneficios, puede que no sea la mejor opción para todos los tipos de páginas por su propia naturaleza y necesidades. Estos serían algunos ejemplos:
Ya sea porque necesiten llamar la atención con colores llamativos o porque deben ofrecer una gran cantidad de opciones para que el usuario clique, es más recomendable que este tipo de páginas se decanten por otro tipo de diseño web.
Entonces, ¿en qué casos sí que es recomendable optar por el diseño minimalista?:
Crear un diseño web que sea visual y poco recargado no es difícil, solo tendrás que seguir una serie de recomendaciones para conseguirlo y que cumpla con su propósito. A continuación, te dejamos algunos consejos que pueden ayudarte.
Dejar suficiente espacio en blanco o vacío entre los diferentes elementos de tu web es fundamental para conseguir un diseño minimalista. Además, esta característica también ayudará a que los usuarios puedan prestar una mejor atención a tu contenido y tomar mejores decisiones.
Sin embargo, no abuses de estos espacios, trata de buscar el equilibrio, pues de lo contrario podría dar la sensación de que falta información en tu página y de que esta está incompleta.
El uso de colores vivos no está reñido con un diseño minimalista. Además, pueden darle también a tu web un toque moderno y capturar mejor la atención del público. No obstante, al igual que en el caso anterior, la clave estará en el equilibrio, ya que demasiados colores vivos pueden hacer la experiencia un tanto incómoda. Si quieres utilizar colores vivos, trata de combinarlos con tonos más suaves.
Para compensar la simplicidad del diseño minimalista, puedes experimentar con las diferentes fuentes de palabras, siempre y cuando te asegures de que el resultado es legible y claro. Como recomendación, una de las fuentes que más puede dar a tu página un toque minimalista es la “sans serif”, aunque lo ideal será que vayas probando hasta que des con aquella que verdaderamente representa la esencia de tu marca a la vez que mantiene el toque minimalista.
Como mencionábamos al principio, trata de eliminar todo aquello que consideres poco necesario y que creas que puede estorbar al usuario. Pero no caigas en el error de eliminar demasiadas opciones y crear una web poco útil. Elementos como el menú, por ejemplo, no pueden faltar. Y, a modo de recomendación, puedes ocultar el botón de inicio en el logo de tu web, de esta forma ahorrarás espacio y tendrás dos en uno.
Las imágenes son una de las partes más importantes de las webs, pues si las eliges bien tienen el poder de captar enormemente la atención del público. En el diseño minimalista, las imágenes son, por lo general, de gran tamaño y de tonos claros.
Aunque las webs minimalistas deben contar solo con lo esencial, es importante destacar entre la competencia incluyendo elementos únicos que te diferencien como marca. Los elementos geométricos, los punteros del ratón originales, las citas o los elementos subrayados son una muy buena opción. Lo único, intenta que tengan un estilo fino y que no interfieran con la navegación.